Espectáculos por Rafaela Batalla.

Teatro hecho por presos y un mensaje más allá de las rejas.

Cuando en la cárcel de Punta de Rieles surgió la idea de hacer teatro, algunos sugirieron hacer El Chavo del 8. Adrián Baraldo, que lleva 19 de sus 39 años de edad preso, propuso escribir una obra original, sobre lo que les ocurre a ellos. Es así que nació El día después, que trata sobre el encierro, la salida en libertad y el miedo a enfrentarse a la sociedad después de haberse equivocado. 

El teatro no solo les permite expresarse sino también transmitir un mensaje más allá de las rejas. Para eso, 13 personas privadas de libertad comenzaron una gira que se inició en la Escuela Técnica de Santa Catalina para hablarle a los jóvenes que viven en zonas de contexto crítico sobre lo que significa la libertad y perderla. 

"La idea es, con un discurso pro educación, combatir la cultura 'Vamos los chorros'", explicó Leonardo Fumia, docente de la escuela técnica y facilitador voluntario del grupo de teatro de Punta de Rieles. "Hay un montón de cosas que dicen ellos (el grupo de teatro) que los gurises lo toman en cuenta. Les prestan atención. Y si yo como docente les digo lo mismo, no lo toman", concluyó.

El día después
 cuenta la historia de un joven que sale de la cárcel y se encuentra con los prejuicios de la sociedad representados en un bar donde varios hombres discuten temas comunes como la violencia, la inseguridad, la edad de imputabilidad, los sacrificios del trabajador y el alto costo de vida.

La trama transcurre con momentos de emoción y también de comedia. Por ejemplo cuando el dueño del bar le dice "malandro" repetidas veces al recién liberado, genera risas en la audiencia de Santa Catalina. 

Los actores muestran solidez y profesionalismo durante toda la pieza, en la que vierten una parte importante de sus vidas. 

Baraldo, el autor de la obra, logró escribirla luego de cursar segundo año de liceo en la cárcel. "Un profesor de literatura me desprendió la cabeza del cuerpo. Me sacó candados que tenía. Y me dio un montón de herramientas literarias para enriquecer el guion", explicó a la audiencia de Santa Catalina durante el espacio de preguntas posfunción.

El grupo de teatro se autogestionó con la ayuda de una tallerista y pasantes de la Escuela Multidisciplinaria de Arte Dramático (EMAD). 

Entre los asistentes a la pasada función estaban los alumnos de sexto año de la escuela 309 de Santa Catalina y casi 100 alumnos de la escuela técnica . "Todos los años y a cada rato" un joven de la escuela es llevado a la cárcel, dijo la directora del centro educativo, Miriam Pérez, a El Observador. 

Un adolescente tomó el micrófono y contó que su primo estaba preso en el Módulo 8 del Comcar y pidió un consejo a quienes estaban sobre el escenario para transmitirle a su familiar. 

"Para nosotros es importante estar acá, que sepan que la cárcel no está buena, que el delito no está bueno", dijo Martín Amande, de 33 años, quien mientras cumple su condena en Punta de Rieles estudia psicología en la Universidad de la República.

Desde la experiencia de estar encerrado, Amande contó que, a diferencia de antes, proyecta el mañana en vez de vivir el momento. "Nos aferramos a lo que ustedes tienen que es el estudio, la educación y la familia", explicó a los presentes en respuesta al joven. 

Federico Canavezze, de 31 años, interpreta en la obra a un viejo terco e intolerante. Al terminar, contó que, en realidad, no le gusta el teatro. "Pero para tu vida tenés que agarrar esas herramientas que te dan para lo que te sirva. Está bueno el teatro para pararme acá y hablar en frente de ustedes", explicó.
Amande, por su lado, valora que el teatro lo ayude con la autoestima. "Te ayuda a no trastabillar cuando hablás, a tener confianza en uno mismo", dijo. 

Entre los espectadores estaba la directora del Instituto Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo, Mirtha Guianze, quien elogió la acción de los privados de libertad de salir a mostrar la obra en barrios vulnerables. 

"Comúnmente los presos siempre hacían El herrero y la muerte (clásico de Jorge Curi). Y era entretenimiento. Pero esto es una cosa hecha por los presos y que da para dialogar. Tiene un contenido y no es una obra de teatro aprendida", dijo la exfiscal.

La obra culminó con una canción que interpretaron todos los actores. "Me equivoqué porque no pensé. Ya no quiero vivir así, ya no quiero estar tan solo", reza la letra.

El autor de la obra, Baraldo, dijo que el teatro le abrió nuevas perspectivas y al parecer quiere abrírselas también a los demás. Por lo pronto la gira seguirá el 21 de agosto en Nuevo París y el 29 de setiembre en Casavalle

"Esto es muy importante y entendemos que hay 3 millones de personas que tienen que ver El día después".
Vía: El Observador. 

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